Ahora, casi todo el mundo tiene un «dron». Por un lado, porque están al acceso de (casi) todos los bolsillos y, por otro, porque es divertido. Pero como casi todo el mundo sabe soy un poco «talibán» de la seguridad aérea y como casi nadie sabe no todo está permitido.
Lo más normal es que quién lea esto llegue aquí porque se ha comprado, o mejor que le hayan regalado, un juguete que vuela y que puede hacer fotos/vídeos desde el aire y haya salido a la calle a jugar con él. Si solo quiere jugar con él, lo primero es tener cuidado y lo segundo no meterse en líos, salvo que quiera contribuir voluntariamente a llenar las arcas del Estado.
Para evitar esto (la administración pública no se quiere lucrar con las desgracias de los demás) la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) ha realizado un vídeo de dibujos animados, muy corto y (casi) muy bueno en el que explica que puedes hacer y no hacer cuando vas a usar un «dron» para uso recreativo/lúdico.
Nota 1: Si vas a realizar vuelos especializados y vas a cobrar por ello, ni se te ocurra seguir las instrucciones del vídeo, salvo que quieras contribuir voluntariamente a llenar las arcas del estado. Mejor lee el Real Decreto 1036/2017, lee el material guía que se está desarrollando (el segundo paquete de documentación ha sido aprobado en julio de 2018 y estará pronto aquí y el paquete completo estará disponible en enero/febrero de 2019). Y en general, consulta siempre la página web de AESA.
Nota 2: Para aquellos que quieran hacer vuelos recreativos en la ciudad de Madrid, que preste atención al vídeo cuando dice «no vueles cerca de otras aeronaves» y «a menos de 8km de un aeropuerto» y que luego vaya a google maps y piense en el aeropuerto de Madrid Barajas, Cuatro Vientos, Base Aérea de Torrejón, Base Aérea de Getafe, helipuertos de hospitales, helicópteros de la policía, de emergencias…
Nota 3: Con la nota 2 quiero decir que te deseo mucha suerte para encontrar un sitio en el que volar dentro de la ciudad de Madrid
Nota 4: Pongo «dron» entre comillas por que por mucho que se hayan empeñado los periodistas y la sociedad son aeronaves y han hecho tanto daño que, hasta los recién llegados a este mundo en las autoridades competentes en aviación, desgraciadamente, los llaman también «drones». Y no me gusta esa palabra.