Allí se encontraba ella. Envejeciendo. A millones de años luz de cualquier sitio.
Hacía miles de años que había abandonado la secuencia principal, la edad ya no permitía seguir el ritmo de las más jóvenes. Estaba sola. Su compañera, hacía tiempo que había muerto, pero allí no había nada ni nadie que pudiera darle el entierro que se merecía y ella era demasiado mayor para poder hacer nada, por lo que sus restos la acompañaban en su lento devenir hacía una muerte segura.
Su compañera, antaño grande y vigorosa, había sido siempre una egoísta. Nacieron casi al mismo tiempo, en el mismo entorno. Se podría decir que eran hermanas. Sin embargo, su compañera era más ambiciosa que ella y ya desde su nacimiento empezó a acaparar todo lo que se encontraba a su alrededor. Crecía y crecía, y por mucho que le dijeran que eso no era bueno para ella, no hacía caso. Se puso enorme y eso tuvo consecuencias desastrosas en su vida. Envejeció muy rápido.
Todo empezó cuando empezó a notar cambios en su interior. Algo no iba bien. Mientras que todas las compañeras de su misma edad estaban repletas de hidrógeno, eran ágiles y ligeras y podían llevar una vida normal consiguiendo su energía a base de convertir el hidrógeno de su interior en helio, ella se estaba quedando sin hidrógeno por haberlo consumido mucho antes. El helio en su interior se estaba convirtiendo en elementos pesados más rápidamente que en sus compañeras y eso le hacía sentir una presión tan alta que sentía que iba a explotar. En ese momento empezó a desear no haber sido tan acaparadora de materia cuando era joven. Quería ser esbelta, ágil y ligera otra vez, pero era demasiado tarde.
Un buen día ocurrió lo que tenía que ocurrir. La presión en su interior era tan alta que al final explotó. Pero no fue una explosión violenta, sino que su envoltura exterior se desprendió suavemente y gran parte del material que había acumulado en su infancia, parte de él convertido en elementos distintos debido a la edad, se esparció a su alrededor. Por fin había conseguido lo que deseaba, volvía a ser esbelta y pequeña, pero todos los elementos pesados que tenía en su interior al consumir el Helio, no la hacían ágil y ligera, quedaba un remanente pesado. Antes se la podía ver desde la distancia, ahora era apenas posible distinguirla. Había palidecido, se había quedado blanca. Además había otro inconveniente: había muerto.
Nuestra anciana amiga, al sentir la caída del material de la envoltura de su compañera sobre ella, sintió tristeza al ver que se quedaba sola. Es cierto que había sido egoísta, pero les unía algo más que la proximidad, era algo más básico, estaban hechas de la misma materia.
Sin embargo, cuando una es adicta a la materia, nunca deja de serlo, ni después de muerta. Nada más morir su compañera, nuestra amiga comenzó a experimentar una pérdida de masa. Veía como de su envoltura exterior salía un flujo de materia que se dirigía hacia su compañera muerta. Al principio se enfadó mucho. ¡Con todo lo que habían vivido juntas!, ¡con lo que se había preocupado por ella!, ¿cómo podía ahora hacerle eso? ¡Incluso estando muerta!
Pero pronto se dio cuenta de que su enfado no tenía sentido. Sabía lo que ello significaba: ella también era demasiado vieja. Estaba creciendo demasiado. Incluso le había cambiado el color: se estaba volviendo roja. No podía ir en contra del tiempo, ni de la fuerza de la gravedad. Su materia caía irremediablemente hacia su compañera. Este material se estaba compactando en la superficie pálida de su compañera y se estaba calentando cada vez más debido a la intensa fuerza gravitatoria.
Recreación de la muerte de nuestras amigas (Fuente)
De repente la temperatura se hizo tan alta que llegó un punto crítico en el que toda esa materia empezó a convertirse en otro tipo de materia más pesada. Nuestra amiga reconoció lo que estaba ocurriendo. Era algo familiar para ella, ya que había estado sucediendo en su interior durante toda su vida, especialmente desde que abandonó a sus compañeras de la secuencia principal. Y a continuación ¡Bum! Un gran destello procedente de su difunta compañera, una cantidad de radiación inusualmente alta y violenta, surgió delante ella.
Se asustó y pensó que era el final, por fin todo se había acabado y por fin se iba a reunir con su compañera. Durante unos días estuvo esperando el desenlace. Pero no fue así. Todo volvió a la calma. Otra vez.
Aun así cada vez estaba más débil, cada vez tenía menos masa. No volvería a recuperar toda la materia que había estado cayendo sobre su compañera. Y lo que es peor, seguía perdiendo materia. Su compañera seguía robándosela y compactándola sobre sus restos mortales. Durante cientos de años más. Calentándose. Cada vez más. Y de repente ¡Bum! El violento destello volvió a aparecer. Varios días más de angustia. De esperar que todo se acabara. Pero de nuevo, no fue así.
Ya no podía más. Su debilidad era tal, que cada vez estaba más apagada. Ya casi nadie podía verla. Seguía perdiendo materia. Su compañera seguía robándosela. – ¿Por qué me haces esto? – pensó. – Tú ya no la necesitas, déjame en paz – le dijo a su compañera. Pero esta estaba muerta, no podía escucharla. Seguía acumulando la materia de nuestra anciana amiga. Seguía compactándola y calentándola.
Y, por fin, llegó el gran destello. La radiación brilló durante unos cuantos días y se podía ver desde lugares remotos. Lugares desde donde nada, ni nadie podía imaginar que allí podía haber existido algo alguna vez.
Pasados esos días, algo cambió. Nuestra amiga había desaparecido. Su egoísta compañera había terminado con ella. La había destruido. Había puesto fin a su sufrimiento.
Finalmente, todo se acabó. Las dos eternas compañeras, después de miles de millones de años, volvían a estar juntas. Llenado el mismo espacio por igual. Se sentían como antes de nacer, eran lo que fueron antes de nacer. Se sentían felices. Se dieron cuenta de que era el momento de reproducirse y dar lugar a nuevos mundos. El ciclo de la vida volvía a empezar. ¡Eran polvo de estrellas!
Esta entrada participa en el genial I Certamen de Cuentos de Ciencia organizado por el blog Cuantos y Cuerdas
Esta entrada ha sido editada para formar parte del #MegaCuento en la cual he intentado incorporar enlaces a todos los cuentos del #CertamenCuentos que he podido, aunque no han podido ser incluidos todos. Sin embargo, recomiendo pasarse por aquí para disfrutar de todos los cuentos.
¡Precioso relato! Has conseguido conmoverme y eso que podía adivinar alguna cosa 🙂 pero has puesto muy bien los sentimientos de las estrellas 😀 muy bonito
¡Muchas gracias! Fue divertido «humanizar» un poco a las estrellas 😜 ¡Me alegro que te haya gustado!